sábado, 2 de diciembre de 2006

Apellidos y nombres que dan risa

Un querido vecino de barrio General Paz, nieto de inmigrantes ingleses, solía repetir un versito: “El mundo sería otro / el país sería una flor / si en vez de Henry Williams / me llamara Henry Ford.
Siguiendo el hilo de su razonamiento, ¡qué podría decir yo! ¿Acaso mi presente económico no sería mucho más próspero si, en vez de Giletta, fuera un Gillette, marca reconocida si las hay? Pero no. Encima, a los Giletta nos tildan de "filosos" o "cortantes". La revista Humor supo publicar, sobre un juez con mi mismo apellido: "En los juicios de Giletta en vez de apelar, afeitan".
No hay que quejarse del apellido de uno. Imagino los padecimientos de Pablito Baños cuando sus compañeros de la primaria del Santo Tomás pedían permiso a la seño para “ir a lo de Pablo” cada vez que querían orinar, defecar y/o lavarse las manos. Pero igual no hay que quejarse. Hay gente que la pasa mal en serio...
Pensemos por un instante en las mujeres marcadas por portar el apellido Turra, como una tal Silvana que figura en guía. O en Silvia Porro, a quien algún gracioso le colgó un par de zapatillas en los cables justo frente a su casa y ahora tiene que aclarar todos los días que no vende merca. ¿Cómo creerle con ese apellido?
Tampoco debe ser grato identificarse como Mariana Culasso o Santiago Verga. O como una profe del Obispo Caixal, que se apellida Concha .
En la Venezia (bar mítico de Viamonte y Lima) durante años hubo un mozo al que todos llamamos "Chicho". Tan breve apodo ocultaba un nombre un poco rebuscado: Crecifonte Plácido Rito Carreras.
Volviendo a los apellidos, en el ambiente del fútbol me ha tocado lidiar con algunos que provocan risa. Cuando trabajaba en LV2 tuve que dar la formación de Lasallano con un tal Pinchiroli en sus filas.
Entre los arqueros, imposible dejar de mencionar a Gay (ex Huracán e Independiente; sobre él, Víctor Brizuela supo decir: "Es increíble que Gay tenga la valla invicta, ¿no?") y a Sodero (ex Belgrano y River, el de la foto de arriba). Y, vale recordarlo, el responsable de la seguridad deportiva es un funcionario, ex árbitro, de apellido Gallina (foto de abajo).
El fanatismo por los colores de la “B” llevó a Víctor, un hincha, a elegir los nombres de su hija con imperdonable saña, sobre todo si le sale de Talleres. La niña se llama Victoria Celeste.
Pero ojo, que no sólo el fútbol provoca fanatismos. Hay una parroquiana, nacida en Galicia hace ochenta y tantos años, que va a la misa en San Ramón y que se llama Resurrección Segura. Dicen que no se casó porque buscó en vano a un marido de apellido Cristo, para pasar a ser Resurrección Segura de Cristo.
Si de nombres bíblicos se trata, ninguno mejor que Rey David, el hijo menor de Haydeé, que está empleada en la casa de mis viejos. Parece que en Perú, de donde es originaria esta familia, se acostumbra usar nombres cortos, de origen anglosajón, y a no romperse la cabeza pensando cómo llamar a los hijos, porque los hermanos de Rey se llaman Ray y Roy. Fuera de toda joda.
En fin... ¿Es inmaduro reírse de los nombres o apellidos graciosos? Quizá, pero ¿qué más da? Así que aquellos que se sientan lo suficientemente inmaduros como para hacer un aporte y engrosar la lista, serán bienvenidos.

martes, 28 de noviembre de 2006

Onda Retro: los (+) y los (-)

Lo bueno vuelve. Ése era el slogan de una recordada publicidad de La Mamma, que tenía un temón de REM. Pero, ¿sólo lo bueno vuelve? Está bien preguntárselo, porque la invasión retro a la que asistimos en este tiempo, aun cuando muchos no se dieron cuenta, está bastante cerca del límite de la saturación.
No hace falta que te quedes viendo Volver hasta las 3AM (no siempre está "Coca" Sarli). Si te fijás bien, hay gente como mi amigo Pablo Baños (pasó por varias etapas como Zelig, el "hombre camaleón" que creó el genio de Woody Allen) que se pasea con esos pantalones oxford o que visita tiendas de cosas ochentosas para comprar algún souvenir de un tiempo que ya pasó. Sergio Zuliani y el Dany Santos se dieron cuenta cómo venía la onda y pusieron al aire 70/80, en Teleocho. Y la verdad que el programa está muy bueno.
También leí una nota de Natalia Riva (¿algo que ver con Giovanna?), en Córdoba.net, que incursiona bien en lo marketinero del asunto. "El regreso de las zapatillas Flecha –bajo el ala de Kosiuko–; la reaparición de la famosa John L. Cook y la juvenil Hendy; el relanzamiento de una edición limitada del modelo de zapatillas Topper 75 –que usaba Guillermo Vilas-; la extensa línea de artículos retro de Adidas... Son todos productos incorporados en la memoria colectiva de las personas y que volvieron aggiornados al gusto de hoy", dice el artículo.
Esta tendencia también se traduce en el rubro decoración, donde el llamado "arte pop" esta terminando por desplazar a los óleos o pinturas clásicas.
Lo loco es que siempre hice apología de los '80. Y eso que, a mis 31 años y sacando cuentas, la década que más disfruté fue, por lejos, la del '90. Pero los '80 tuvieron algo que llamo personalidad. Asumiendo el riesgo de que me tomen por Enrique el antiguo (delicioso personaje de Francella), todavía me mato con Soda Stereo, Virus, Git, Los Abuelos y Los Encargados. Y hace pocos días me pasaron un recital en DVD, que se llama Monserrat y que reunió en el mismo escenario a Clapton, Sting, Elton John, Phil Collins, McCartney y al cantante de Dire Straits. Una locura...
Querer guardarse un cachito de música inmortal está bueno, pero comprarse un Ludo Matic... ¿está bueno?
Lo tiro como para que larguemos con algo. Personalmente, creo que el mercado ya se apoderó de lo que nació como una tendencia genuina. En otras palabras: lo que pintaba como original se está convirtiendo en cheto (por usar una palabra a tono), al punto que vi un jean Motor Oil que me gustó, pero de bronca no me lo compré. No me resultó irresistible. Quizá si fuera mina no hubiera resistido a un milagroso Efesis (milagroso porque era capaz de dibujar curvas deseables en los culos más chatos que se puedan imaginar), pero no es el caso.